La Asamblea General de Naciones Unidas declaró, en diciembre de 1999, el 12 de Agosto Día Internacional de la Juventud.

Desde esa fecha, se celebra este día como medio para promover y conseguir la participación de los/as jóvenes en todos los ámbitos sociales, para solucionar los desafíos a los que la juventud se enfrenta cada día.

Según datos de la ONU, la población juvenil mundial actual es la más numerosa de la historia (1.800 millones de personas en edades comprendidas entre los 10 y los 24 años).

La cifra en España, en esas franjas de edad, supera los 7 millones. Si sumamos al colectivo infantil (de 0 a 9 años), la cifra en España ronda los 12 millones.

Obviamente, es un colectivo con un gran potencial (nuestro futuro), pero también es vulnerable, con dificultades para el acceso a la educación, al mercado laboral, a la vivienda, a la participación política…lo que les dificulta la lucha por una sociedad más justa e igualitaria, y su desarrollo como personas plenas.

Es decir, es un colectivo a proteger, y que toda la sociedad debe educar para que se conviertan en adultos con valores y principios que propicien una cultura de la paz: igualdad, libertad, justicia, tolerancia, solidaridad, autonomía, convivencia, equidad, democracia, respeto, cooperación…

¿Lo estamos haciendo?

Porque las noticias que vemos a diario en los medios de comunicación parecen concluir que tendríamos que responder con un no: acoso escolar, palizas a jóvenes hasta llegar a causarles la muerte, botellones sin control en medio de una crisis sanitaria y económica sin precedentes…conductas impregnadas de egoísmo, odio, violencia e indiferencia ante el prójimo.

Todo parece indicar que una parte de la juventud actual está perdiendo el respeto a sus mayores y el sentido de cooperación con sus semejantes, es decir, una pérdida de valores, que puede convertirse en uno de los mayores problemas de la sociedad actual.

Conviene recordar que los valores son principios que permiten a las personas orientar su comportamiento para realizarse como personas, creencias que nos ayudan a apreciar y a elegir un comportamiento en lugar de otro.

Y el inculcar unos valores enfocados a la convivencia pacífica e igualitaria debe hacerse desde la infancia. Y es RESPONSABILIDAD de toda la sociedad: Administraciones públicas, familia, centros educativos, empresas…

Si no lo hacemos, nos iremos deshumanizando, con las consecuencias que ya conocemos.

Pues aquí lo dejamos, para reflexionar sobre la importancia de la Educación en valores.

 ¡¡Feliz día, jóvenes!!

 Pero, además de felicitaros, os invitamos y animamos a que os suméis a esa reflexión.

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