Una nueva generación de sistemas robóticos de inteligencia artificial ha entrado en el mercado laboral, ayudando a las personas trabajadoras al hacerse cargo de las tareas rutinarias y repetitivas. También pueden utilizarse para realizar trabajos de alto riesgo y complejidad. Al realizar las tareas que los humanos no pueden, no deben o no quieren hacer, la robótica puede mantener a las personas trabajadoras fuera de peligro. También libera tiempo para que las personas trabajadoras aprendan nuevas habilidades y realicen un trabajo más creativo.

Sin embargo, el uso de las tecnologías digitales para la automatización de las tareas también conlleva una serie de riesgos y retos. La lista incluye la pérdida de conciencia situacional de las personas, la dependencia excesiva de los sistemas automatizados o la posible pérdida de capacidades específicas de las personas trabajadoras. Las personas trabajadoras pueden sentir una pérdida de autonomía, tener miedo de perder sus puestos de trabajo y desconfiar del sistema. Otro reto es la necesidad de reciclaje profesional, que implica la formación de las personas trabajadoras para utilizar la nueva tecnología robótica, evitando al mismo tiempo la pérdida de importantes competencias.

Teniendo en cuenta estos factores, debe adoptarse un enfoque de control humano a la hora de introducir sistemas robóticos basados en IA para la automatización de tareas. De este modo, las personas trabajadoras están capacitadas para utilizar la automatización en su beneficio, conservando al mismo tiempo el control del proceso de trabajo.

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Fuente: Agencia Europea para la Seguridad y Salud en el Trabajo