A la espera de que la Unión Europea aporte datos concluyentes sobre la evaluación en proceso del ozono como virucida autorizado, este documento recoge información sobre la eficacia del ozono como desinfectante frente al coronavirus SARS-CoV-2 y recomendaciones sobre el uso de generadores de ozono, basadas en evidencias científicas publicadas hasta el momento.

El 27 de abril de 2020 el Ministerio de Sanidad emitió una nota sobre el uso de productos biocidas para la desinfección del virus SARS-CoV-2.
Los biocidas, entre los que se encuentran los desinfectantes virucidas, son productos necesarios para el control de los organismos nocivos para la salud humana, sin embargo, pueden implicar riesgos para las personas debido a sus propiedades intrínsecas y un uso no adecuado. Su comercialización y uso se encuentra regulado por el Reglamento (UE) Nº 528/2012 [2] además de por la normativa nacional. En este sentido, no se deben comercializar ni usar biocidas que no hayan sido expresamente autorizados y registrados debidamente o en su caso notificados. Todos los biocidas comercializados deben contener sustancias activas que, a su vez, hayan sido aprobadas con anterioridad o bien estén en periodo de evaluación en la Unión Europea.
Por otra parte, hay sustancias biocidas que se encuentran en evaluación en la Unión europea permitiéndose, a la espera de finalizar este proceso, la comercialización de los productos que las contienen, siempre que se respeten las medidas de seguridad correspondientes. En este grupo se encuentran algunos cuya generación se realiza in situ mediante maquinaria, como es el ozono. Este hecho impide, además, que tengan un etiquetado que avise de su peligrosidad y usos, a diferencia del resto de biocidas. Por ello, para este tipo de biocidas, cuya comercialización debe haber sido notificada al Ministerio de Sanidad, se recuerda la importancia de seguir las recomendaciones del fabricante.
El ozono no se encuentra entre la lista de virucidas recomendados por el Ministerio de Sanidad, ya que actualmente no existen datos concluyentes que demuestren su eficacia frente al virus SARS-CoV-2.

Ante la proliferación en el mercado de dispositivos productores de ozono, este Ministerio advierte que el ozono al igual que otros biocidas:

  • No se puede aplicar en presencia de personas.
  • Los aplicadores deben contar con los equipos de protección adecuados.
  • Al ser una sustancia química peligrosa, puede producir efectos adversos. En el inventario de clasificación de la ECHA (Agencia Europea de Sustancias y Mezclas Químicas) [3] se notifica la clasificación de esta sustancia como peligrosa por vía respiratoria, irritación de piel y daño ocular.
  • Se deberá ventilar adecuadamente el lugar desinfectado antes de su uso.
  • Puede reaccionar con sustancias inflamables y puede producir reacciones químicas peligrosas al contacto con otros productos químicos.

Dentro del ámbito de la prevención de riesgos laborales, la utilización de generadores de ozono como desinfectante frente al coronavirus SARS-CoV-2 puede suponer un riesgo para los trabajadores que debe ser tenido en cuenta en la evaluación de riesgos laborales. En este sentido, deberán aplicarse cuantas normas correspondan para evitar, reducir o controlar la exposición a ozono.

¿QUÉ ES EL OZONO? EFECTOS PARA LA SALUD
El ozono (O3) es gas formado por tres átomos de oxígeno. Es un oxidante extremadamente potente, una sustancia peligrosa con graves efectos para la salud, ya que es mortal si se inhala, provoca quemaduras graves en la piel y daños oculares, daña los órganos tras exposiciones prolongadas o repetidas, es muy tóxica para la vida acuática, con efectos duraderos, puede causar o intensificar el fuego (debido a su poder oxidante) y causar lesiones oculares graves. Además, se encuentra en evaluación como alterador endocrino.

A pesar de que la susceptibilidad de las personas al ozono es variable, tanto las personas sanas como aquellas con enfermedades respiratorias, pueden experimentar una reducción considerable de la función pulmonar o inflamación de las vías respiratorias cuando se exponen al ozono. Cantidades relativamente bajas pueden causar dolor en el pecho, tos, falta de aliento e irritación de la garganta.

En personas con enfermedades respiratorias crónicas, como asma, por ejemplo, el ozono puede producir un empeoramiento y provocar crisis respiratorias o exacerbación de síntomas, y comprometer la capacidad del cuerpo para combatir las infecciones respiratorias.

Otro factor a tener en cuenta es la actividad física realizada durante la exposición al ozono, ya que mayor actividad hace que se inhale una cantidad de ozono más elevada y, por tanto, aumenta el riesgo de efectos respiratorios perjudiciales.

La recuperación de los efectos negativos puede ocurrir después de la exposición a corto plazo a bajos niveles de ozono, pero los efectos sobre la salud pueden volverse más dañinos y la recuperación es menos segura a niveles más altos o exposiciones más prolongadas.

Los principales efectos para la salud que han sido observados, junto a los factores que se espera que aumenten el riesgo y la gravedad de los efectos son:

  • Disminución de la función pulmonar
  • Agravamiento del asma
  • Irritación de garganta y tos
  • Dolor en el pecho y falta de aliento
  • Inflamación del tejido pulmonar
  • Mayor susceptibilidad a la infección respiratoria

Por ello, diferentes organismos, como el Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) han establecido unos límites de exposición al ozono, tal como se indica en la tabala a continuación, aunque es posible que en algunas personas sensibles muestren efectos negativos para la salud la salud con concentraciones por debajo de los niveles indicados:

Limites_exposicion_ozono

El Reglamento Europeo Nº 528/2012 sobre productos biocidas incluye el ozono como biocida para distintos usos dentro del grupo de desinfectantes, aplicable para la desinfección de superficies, materiales, equipos, muebles, sistemas de aire acondicionado, paredes, suelos de lugares públicos y privados, zonas industriales y otras zonas destinadas a actividades profesionales, pero también destinado a la desinfección del aire (TP 2).

Al igual que las propiedades químicas del ozono permiten su reacción con materia orgánica (como pueden ser los microorganismos) cuando se encuentra a altas concentraciones, también es capaz de reaccionar con el organismo humano cuando este gas es inhalado, provocando daños graves para la salud y, específicamente, a nivel pulmonar.

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Fuente: Ministerio de Sanidad