Según el diccionario de la Real Academia, intangible es un adjetivo que significa: “aquello que no debe o no puede tocarse”. Podríamos dividir la vida en dos bloques:

Lo tangible.

Procede del término latino tangibilis, y esta palabra  se utiliza para nombrar lo que puede ser tocado o probado de alguna forma.

En un sentido más amplio, también hace referencia a aquello que puede percibirse con presición:  lo material, lo evidente. Podría decirse que todas las cosas concretas (físicas) son tangibles: nuestro propio cuerpo, la ropa con la que lo cubrimos, los alimentos que ingerimos, el suelo que pisamos, un balón, una cama, un ordenador, un árbol, etc.

Todas ellas están hechas de materiales y pueden ser percibidas mediante el tacto. Cuando una persona acaricia el pétalo de una flor, la cara de un ser querido, los receptores nerviosos de su piel captan la información de su textura y la transmiten al cerebro.

Lo intangible

El viento, el humo, la luz o el sonido no pueden tocarse.

Los conceptos abstractos como las emociones y los sentimientos  también son intangibles.

La fe, la esperanza, la tristeza, la risa,  la alegría, la felicidad, el cariño, el odio, los estados de ánimo, los motivos por los que eliges pareja o amigos (o te alejas de ellos) no pueden tocarse.

Pero existen ¿no?

Y pueden manifestarse de forma tangible: Un abrazo manifiesta cariño, una agresión lo contrario

En economía, un bien tangible es aquel producto/ servicio que es comercializado.

Vamos al ámbito laboral:

En las Organizaciones ¿hay intangibles? Of course

  •  La visión, la misión y los valores que declaran todas las organizaciones no son otra cosa que una colección de intangibles
  • Lo que cada persona ofrece a su empresa a cambio del salario (el principal gasto de la mayoría de las organizaciones) es un intangible llamado conocimiento.

La sociedad del talento funciona a partir de la economía del conocimiento (incluyendo a todo el sector público) y se basa en servicios, es decir, en intangibles.

La creación de valor no proviene del capital, sino de las personas (talento y conocimiento). Cualquier persona en puestos de dirección sabe que los intangibles son activos fundamentales y deben ser gestionados. Pero, la mayoría de ellos no pueden mostrar una estrategia concreta para sacar el máximo partido de su principal, y muchas veces, único activo.

Los intangibles, por su propia naturaleza, no se pueden gestionar de forma directa. El conocimiento, que es el más importante de todos, ni siquiera es propiedad de la organización (es de las personas que trabajan en ella).

Acciones a tener presentes para gestionar los intangibles de una organización:

  • Identificarlos y Evaluarlos: primera y fundamental tarea (existen herramientas para ello, como por ejemplo auditorías y /o mapas de conocimiento).
  • Explotarlos y optimizarlos para aumentar ingresos (creando nuevos productos, nuevos mercados, nuevas líneas de negocio, mejorando la calidad y/o la producción, disminuyendo costes reduciendo fallos, interrupciones, accidentes, errores, acotando tiempos, aumentando la productividad…)
  • Incrementarlos mediante procesos de formación y aprendizaje (invirtiendo en I+D propio, con convenios y/o alianzas con terceros…).
  • Difundirlos y transferirlos, garantizando que estén a disposición de quién los necesita en el momento preciso.
  • Protegerlos para evitar perderlos, mediante procesos de “retención”.

El éxito de cualquier organización depende de aprender a gestionar sus intangibles porque tienen un impacto decisivo en sus resultados.

Y, como ya se dijo anteriormente, la principal fuente de todos los recursos intangibles son las personas ya que sus conocimientos no se pueden adquirir fácilmente en el mercado porque son el resultado del proceso de aprendizaje histórico de la empresa.

El futuro de una organización (y de sus miembros) depende de lo que hace, que a su vez depende de lo que sabe, que obviamente depende de lo que ha aprendido y aprenderá.

No hay mejor inversión que el desarrollo de los intangibles para enfrentar los cambios y retos a lo que nos enfrentamos.

Por cierto, por si a alguien se le escapa,  si no se cuenta con el talento femenino, se está “desperdiciando”  la mitad de los posibles intangibles en cualquier organización.

Y eso es algo que ni una sociedad ni una empresa puede (ni debe) permitirse.