Los recientes cambios en el mundo del trabajo como la digitalización, robotización, etc., conllevan nuevas formas de empleo y de organización, así como nuevas condiciones de trabajo. En este contexto, las empresas deben adaptar la gestión preventiva de riesgos laborales a las nuevas necesidades de las personas, incorporando la diversidad a sus políticas y a sus estrategias de intervención.
Las exigencias laborales y condiciones de trabajo cambian a lo largo del tiempo y también lo hacen las capacidades y los recursos de las personas. Además, las personas de distintas generaciones no comparten experiencia vital, ni formación, ni cuentan con el mismo estado de salud, ni sus expectativas y aspiraciones son las mismas, etc. Es importante que las organizaciones sean conscientes de estos cambios a lo largo de la vida laboral de las personas y también de las diferencias intergeneracionales. Además, es preciso que las organizaciones conozcan cómo la edad y la diversidad generacional se relacionan con la salud de su personal y las incorporen a la gestión de riesgos laborales, dado que pueden conllevar desajustes y desadaptación en las personas que generen riesgos laborales y/o disminución de la capacidad de trabajo.
Gestionar la edad y la diversidad generacional en las organizaciones supone incorporar la perspectiva de edad a sus políticas y estrategias empresariales para garantizar los derechos de todas las personas y mejorar su seguridad y su salud, favoreciendo la competitividad de las empresas.
El Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST) ha impulsado acciones para sensibilizar, formar y asesorar en esta materia y, continuando con este propósito, pone a disposición de los agentes sociales y de la comunidad preventiva un cartel que resume las claves para gestionar la edad y la diversidad generacional de manera exitosa.
Fuente: INSST