Para muchos, el futuro pasa por sustituir la economía lineal, basada en un consumo cada vez mayor (extraer, producir, consumir y tirar) por otra circular, centrada en la reutilización de los recursos presentes en los residuos; un campo en el que cada vez hay un mayor número de oportunidades laborales. “Apostar estratégicamente por la economía circular significa buscar un componente ambiental, de valorización y reciclaje de residuos y subproductos en nuevos productos y materias primas”, explica Lucía Vázquez, directora ejecutiva del Centro Tecnológico de Investigación Multisectorial (CETIM), en A Coruña.
La economía circular, recuerda Vázquez, es una necesidad transversal que afecta a todos los sectores, desde el agroalimentario al de la automoción, la construcción o el tratamiento de aguas. Y eso hace que se necesiten todo tipo de perfiles técnicos, “en especial, químicos e ingenieros químicos, biotecnólogos, biólogos, ingenieros industriales, electrónicos e informáticos para el desarrollo y operación de tecnologías y procesos de recuperación y revalorización de residuos y subproductos”. El ámbito de la investigación ofrece numerosas posibilidades, y por eso el 90 % de los proyectos de CETIM están vinculados a la sostenibilidad, la bioeconomía y la economía circular. Entre 2012 y 2018, el empleo ligado a la economía circular en la UE creció un 5%, hasta alcanzar unos cuatro millones de puestos de trabajo; y en España se pretenden crear, hasta 2030, “120.000 empleos de calidad y estables” en ámbitos relacionados con el reciclaje y la reutilización de materias primas, residuos o agua, entre otros sectores.
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