La calidad del aire en el interior de un edificio se determina en función de una serie de parámetros. Entre los mismos sen encuentran la calidad del aire exterior, la compartimentación, el diseño del sistema de aire acondicionado, las condiciones en que este sistema trabaja y se revisa y la presencia de fuentes contaminantes y su magnitud.
Los contaminantes presentes en el aire ambiente suelen penetrar en el organismo por inhalación y por tanto afectan inicialmente al aparato respiratorio y también a las mucosas orales, los ojos y la piel. Suelen causar síntomas como dolor de cabeza, mareos, náuseas, fatiga, piel seca, irritación de ojos, congestión de senos nasales, rinitis y tos.
¿Qué contaminantes puede haber en el trabajo?
Los principales contaminantes que se pueden detectar son:
- Productos de combustión: dióxido de carbono, monóxido de carbono, humo de tabaco.
- Materiales de construcción: fibras de vidrio, asbestos, disolventes
- Productos de consumo: pinturas, barnices, plásticos, colas, fibras textiles, empapelado de la pared, pesticidas, productos de limpieza, cosméticos.
- Agentes biológicos: gérmenes, antígenos, toxinas, bioareosoloes.
Otro factor altamente relevante con respecto a la calidad del aire es el confort térmico y la ventilación. El confort térmico depende del equilibrio entre la actividad física, el atuendo, la humedad relativa, la temperatura y la velocidad del aire.
El margen de estos parámetros es estrecho, por lo que pequeñas variaciones en ellos pueden desencadenar quejas y malestares, teniendo en cuenta la susceptibilidad de cada persona.
Se considera que el suministro de aire debería renovarse entre 6 y 10 veces por hora, debe circular entre 15 y 45 metros por segundo, a una temperatura entre 17ºC y 22ºC en trabajos sedentarios y con una humedad relativa del 40-60%.
Una ventilación adecuada y una temperatura ajustada al trabajo realizado y al espacio que se debe ventilar impedirán que las personas trabajen incómodas y que esto afecte a su rendimiento laboral.
Ventilación en el marco COVID-19
Por regla general, lo más recomendable es favorecer siempre que sea posible la interacción en espacios abiertos, pero si eso no es posible la recomendación es suministrar tanto aire exterior fresco como sea posible. El Ministerio de Trabajo y Economía Social recomienda un mínimo de 12,5 l/segundo y ocupante.
Verificar que los equipos encargados de la renovación de aire trabajen al menos en sus condiciones nominales de diseño, reducir o eliminar en lo posible la recirculación de aire en los equipos y programarlos para iniciar la ventilación a la velocidad nominal al menos dos horas antes del tiempo de uso del edificio y reducir a una velocidad más baja dos horas después del tiempo de uso del mismo.
Siempre que sea posible promover la ventilación natural abriendo las ventanas, al menos durante 15 minutos al entrar a la estancia, aunque haya ventilación mecánica.
Por lo que respecta a los baños, mantener los extractores siempre en funcionamiento y descargar los inodoros con la tapa cerrada.
Información de referencia sobre ventilación, aerosoles y Covid-19:
- Evaluación del riesgo de la transmisión de SARS-CoV-2 mediante aerosoles. Medidas de prevención y recomendaciones.
- Recomendaciones de operación y mantenimiento de los sistemas de climatización y ventilación de edificios y locales para la prevención de la propagación del SARS-CoV-2
- Guía para ventilación en aulas
- Infografía: Recomendaciones sobre el uso de instalaciones de climatización en edificios.