La paridad entre mujeres y hombres en el mercado laboral ha evolucionado mucho en los últimos años.
Y la incorporación masiva de la mujer en el trabajo retribuido en estas últimas décadas ha provocado multitud de cambios a nivel familiar y organizacional.
El impulso por la igualdad de género en la empresa está en alza.
La normativa en la materia está consiguiendo la igualdad legal
Pero, como ya dijimos muchas veces, para lograr la Igualdad real “aún queda mucho por hacer”.
En la Empresa ¿dónde está la desigualdad de género?
Pues se puede encontrar en muchas áreas dentro de una Organización, a modo de ejemplos:
- Políticas de selección enfocadas a reclutar perfiles masculinos
- Infravaloración del trabajo femenino al dar por hecho que “dejarán de ser rentables” si deciden ser madres.
- Puestos directivos ocupados casi exclusivamente por varones
- Salarios diferentes para mujeres y hombres por realizar las mismas tareas (o de igual valor).
Todos los puntos expuestos son el resultado de un modelo social tradicional en el que el varón ocupa un puesto superior al de la mujer (masculinidad = estatus y éxito).
Es cierto que no se puede generalizar, hay muchos hombres que ya han cambiado o están cambiando las creencias y costumbres que consolidaban ese modelo, y están siendo parte muy activa en el necesario cambio social, pero modificar puntos de vista “históricos” siempre resulta un proceso lento y costoso.Y en eso estamos.
A pesar de los avances, la imagen femenina en el mundo laboral se sigue viendo como débil, infravalorada y con falta de confianza en su desempeño.
Para impulsar el cambio, desde el Gabinete de Igualdad no nos cansamos de recordar los desafíos a los que se siguen enfrentando las mujeres en el ámbito laboral, que les dificulta o impide avanzar en sus carreras profesionales, independientemente de que sus conocimientos y capacidades sean los mismos que los de sus compañeros varones.
Demos un repaso a los más relevantes:
Oportunidades profesionales
La mujer puede acceder a cualquier rama educativa y, por tanto, incorporarse a los puestos que ofertan las organizaciones.
Hasta ahí, perfecto.
Pero…en muchas ocasiones, una vez incorporada, la carrera profesional prometida o las expectativas creadas al ingresar en la compañía no se cumplen.
Distintos estudios indican que, aunque una mujer cumpla satisfactoriamente con sus tareas y los objetivos fijados por la empresa, y ese esfuerzo merezca un ascenso, no lo consigue; acaban promocionando a sus compañeros varones.
Interrupción de la carrera profesional por maternidad
El hecho de decidir ser madres supone, para muchas mujeres, un verdadero obstáculo en su carrera profesional, porque muchas organizaciones consideran que tener descendencia puede interponerse en el camino para promocionar dentro de la empresa.
Esto se traduce en que a ellas les cuesta más la reincorporación tras un período maternal y/o de cuidados.
Brecha salarial
Este es el desafío/problema que muchas personas expertas en la materia consideran el más destacado.
Distintos estudios apuntan a que más de la mitad de las mujeres encuestadas destacan cobrar menos que sus compañeros de género masculino, a pesar de realizar las mismas tareas.
Es decir, se infravaloran las habilidades, conocimientos y formación de una persona por pertenecer al género femenino.
Conciliación de la vida laboral, familiar y personal
Una de las mayores preocupaciones de las mujeres en el mundo laboral: lograr el ansiado equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
Y ahí entra la (tan necesaria) corresponsabilidad, para que las mujeres no tengan que elegir, que puedan dirigir un negocio, trabajar a jornada completa, cuidar a la familia y tener también tiempo para sus hobbies, su ocio…
Acoso en el trabajo (laboral, sexual o por razón de sexo)
Aunque la implantación de Protocolos frente al acoso están concienciando a todo el mundo sobre este tipo de situaciones intolerables, sigue en ocasiones, existiendo acoso en algunos lugares de trabajo.
Y está demostrado que, concretamente el sexual y por razón de sexo, les afecta más a ellas.
Para finalizar, lanzamos una pregunta: Si las mujeres se forman y tienen los mismos conocimientos y capacidades que cualquier hombre,
¿Por qué no pueden desempeñar las mismas funciones?
Exacto, por costumbre, por creencias, por ideas inculcadas, no por méritos.
Pues eso es lo que debemos cambiar entre todos/as