Estimados/as asociados/as
Como presidente de la Confederación de Empresarios de La Coruña, me complace poder presentarte esta publicación, que recoge la actividad realizada por la CEC en el ejercicio de 2022.
El que puede considerarse como primer año de la pospandemia no se ha confirmado como el de la vuelta a la esperada normalidad en el contexto económico, pero sí ha servido para reforzar la confianza en la solidez de nuestra economía. A pesar de la confluencia de crisis interrelacionadas que impactaron de nuevo en el tejido empresarial, nuestras empresas consiguieron mantenerse en la senda del crecimiento, de la recuperación de la actividad y de la creación de empleo. Los datos fueron positivos tanto en el conjunto del Estado, con un incremento del PIB del 5,5%, que superó todas las previsiones y permitió alejar sin sobresaltos el fantasma de la recesión que ensombrecía el horizonte de la UE, como en Galicia, donde el crecimiento del 3,8% ha permitido al fin recuperar los niveles previos a la crisis económica derivada de la covid y cerrar el 2022 por encima de los 1,1 millones de trabajadores, una cifra que no se registraba al término de un año desde 2009.
Y estos logros son todavía más destacables por la magnitud de los desafíos que han tenido que superar las empresas, atravesando una tormenta perfecta alimentada por tres frentes: la escalada de los precios, el incremento de los costes de la financiación y la incertidumbre del contexto internacional.
La subida exponencial de los precios de la energía y los combustibles, así como los desajustes en las cadenas de suministro de materias primas y otros productos –secuelas persistentes de las restricciones derivadas de la pandemia– comenzaron a alimentar, ya desde los últimos compases del 2021, una subida de los costes de producción que tensó la competitividad y amenazó la viabilidad misma de muchas actividades. Una situación que se vio agravada con el inicio de la guerra de Ucrania, que acrecentó la espiral inflacionista hasta niveles sin precedentes en casi cuatro décadas.
Este contexto especialmente adverso golpeó con dureza a algunos de nuestros principales sectores económicos. Entre los más afectados, la siderúrgica, que por su carácter de industria electrointensiva sufrió la paralización total o parcial de la actividad en empresas de referencia en nuestra provincia por los precios de la energía; la construcción y sus actividades derivadas, que se resintieron por el alza del precio de los materiales; o el transporte y la pesca, por los elevados costes de los carburantes. Pero también el resto de sectores de actividad acusaron la tensión inflacionaria, porque el impacto de los precios de la energía es transversal a todos y por la carestía generalizada de las materias primas que utilizan –o directamente la falta de ellas–, con especial impacto en las conservas, la panadería, la ganadería, la fabricación de piensos o el sector agroalimentario en general.
Por ello, también el 2022 ha requerido de un extraordinario esfuerzo desde la Confederación de Empresarios de La Coruña para acompañar, canalizar y dar adecuada respuesta a las necesidades del tejido empresarial en este contexto económico de profunda inestabilidad. El apoyo al tejido productivo en la demanda de medidas de apoyo orientadas a garantizar la supervivencia de las empresas y el mantenimiento del empleo ha sido un eje fundamental en la actividad de la CEC, una acción desarrollada desde la máxima coordinación y en el marco de un diálogo constante con las asociaciones que la integran y con las confederaciones de empresarios gallega y española.
De nuevo, los datos avalan la confianza en la resiliencia del tejido empresarial de nuestra provincia. A Coruña es el principal polo tractor del crecimiento de la economía gallega: concentra más del 41% de la población activa y genera en torno al 60% de la riqueza de la Comunidad, ya que una treintena de las 50 mayores sociedades por volumen de negocio tienen sede social coruñesa. Es, además, la provincia con mayor peso en el comercio exterior, sumando casi el 50% del valor de las exportaciones.
Estamos llamados a seguir siendo el motor económico de Galicia. Hemos de seguir trabajando para potenciar los valores del emprendimiento. Hemos de contribuir a propiciar políticas de impulso a la industria. Hemos de exigir con firmeza, desde la máxima unidad, que se concreten sin más demora las inversiones en infraestructuras esenciales para la competitividad del espacio económico del noroeste gallego, así como su inclusión en las arterias viarias y ferroviarias que nos conectan con el gran mercado europeo. En definitiva, hemos de propiciar que las empresas puedan contar con los puntos de apoyo precisos para salvar los obstáculos, pero también para dar el salto hacia nuevas oportunidades. La mayor de ellas, la que ofrecen los fondos del programa Next Generation UE.
En este sentido, en el año 2022 se han ido configurando importantes proyectos que reforzarán la posición de la provincia en las industrias verdes y sostenibles, aprovechando nuestros recursos endógenos para apuntalar el futuro. Se trata de proyectos tractores que configuran, especialmente desde en el eje A Coruña – Ferrol, un gran polo industrial y empresarial de referencia en los sectores de la nueva economía. Tenemos proyectos de gran calado que aspiran a fondos en diferentes PERTES, desde el de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento, al de Economía Circular, pasando por los del Naval o el Agroalimentario.
Y en esa transición hacia una nueva economía, debemos apoyar a las pymes, mayoritarias en nuestro tejido productivo, para que los fondos de recuperación supongan el impulso definitivo a su digitalización y el nacimiento de nuevos proyectos TIC. En este sector, no quisiera dejar de mencionar las oportunidades que abre la designación de A Coruña para albergar la sede de la Agencia Española de Supervisión de la Inteligencia Artificial (AESIA). En nuestra provincia confluye una alta concentración de talento digital, con un ecosistema de empresas de gran potencia, la aportación de las Universidades de A Coruña y Santiago a la excelencia en I+D+i aplicada a las TIC, y el proyecto de futuro de la Cidade das TIC. Todo ello, ha permitido ganar la sede de la AESIA, configurando un entorno propicio para nuevos proyectos empresariales que consolidarán a Galicia como referente del sector en España.
Tenemos la vista puesta en el futuro, al que hemos de llegar por el camino del compromiso con la sostenibilidad en todos sus ejes, mediante programas de RSC que fomenten la igualdad, el bienestar social, el respeto y el cuidado del medio ambiente, y la lucha contra el cambio climático. Los empresarios y empresarias tenemos un papel clave para lograr que nuestro crecimiento como sociedad se asiente con solidez en todos estos pilares.
Y no quisiera acabar estas líneas sin agradecer el compromiso del equipo humano de la CEC, la colaboración de todas las personas que integran tanto nuestros órganos de dirección como de consulta, y el apoyo recibido en el marco de esta Confederación.
Antonio Fontenla Ramil
Presidente de la Confederación de Empresarios de La Coruña