Trabajo y tiempo libre
La mejor manera compaginar trabajo y ocio, así como de no quemarse laboralmente, es estableciendo límites claros entre el tiempo dedicado a una actividad y a otra, así como hacer cosas satisfactorias en esos tiempos.
Ajustar los límites
Si trabajas, lo más probable es que tu jornada laboral finalice cuando sales de la oficina o lugar donde realizas esa actividad.
A veces, las emergencias, las necesidades y demás circunstancias hacen que haya que trabajar hasta tarde o los fines de semana (por eso mucha gente quiere un trabajo asalariado o empleo público, ya que normalmente tienen semanas laborales más estables).
Aun en el caso de que se trabaje en una ocupación que requiera más dedicación o tiempo extra, también se necesita espacio y tiempo para uno/a mismo/a.
Al principio, probablemente se trabaja más duro, porque también se es más joven. A lo que hay que sumar que, posiblemente, no se tenga familia propia, hijos u otras responsabilidades importantes. Pero, a medida que la vida laboral va transcurriendo, conviene asegurarse de que el tiempo de trabajo no lo ocupe todo o casi todo, porque si se comienza a dejar que lo haga, se desarrollará el hábito y será difícil de corregir.
Por eso es necesario tener un equilibrio entre la vida laboral y la personal. O, mejor todavía, establecerlo y dejarlo claro desde el principio.
Hay que valorar el tiempo libre, porque cuanto menos estresado se esté, más productivo se es durante las horas de trabajo, porque la persona trabaja mejor.
Entender y atender las emergencias, no debe ser incompatible con respetar el tiempo libre.
Desarrollar pasatiempos
Otra de las claves para compaginar trabajo y ocio es tener cosas que hacer después de la jornada laboral; ya no solo porque sea bueno en sí mismo, sino que también indica que se está ocupado en ese espacio de ocio y que no se necesita llenarlo de otra forma (por ejemplo, con más trabajo o trabajando más).
Cuantas más cosas se hacen fuera del trabajo o que no están relacionadas con el mismo, más renovado/a se siente uno/a cuando va al trabajo.
Debido a que el cerebro se dedica a realizar todas estas actividades diferentes cuando se está fuera de la oficina, casi se emocionará al abordar los problemas relacionados con el trabajo, incluso si solo se está mirando hojas de cálculo todo el día.
Además, nuestro cerebro sabe la diferencia entre estar en “modo de reposo” y en “modo de trabajo”, por lo que conviene entrenarlo para entrar en el “modo de trabajo” aprendiendo cómo apagarlo después del mismo.
Esto ayudará con la productividad y hace más felices a las personas. Incluso, algunos pasatiempos pueden facilitar nuevas habilidades y oportunidades laborales.
Fuente: Cepyme news