Si hablamos de los meses de verano, los periodos vacacionales están más presentes que nunca. Pero en el mundo hiperconectado en el que vivimos, ¿son las vacaciones un sinónimo de descanso de los trabajadores?
Según un reciente informe publicado por Infojobs, el 74% de la población activa española responde correos electrónicos o llamadas de trabajo durante sus días de vacaciones. Esto supone un aumento de más del 20% respecto de los datos de 2019 del mismo informe, lo que indica la influencia de la pandemia de la COVID-19 y la aceleración del teletrabajo como una de las causas de esta imposibilidad de desconexión.
Derecho al descanso
Según el artículo 88 de la Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal y Garantía de los Derechos Digitales, las personas trabajadoras tienen derecho a la desconexión digital para garantizar el respeto a su tiempo de descanso, permisos y vacaciones. Esto significa que no es obligatorio estar disponible ni localizable no solo durante las vacaciones, sino tampoco en las horas fuera de la jornada laboral, un concepto que parece difuminarse cada vez más con la irrupción del trabajo en remoto o el modelo mixto adoptado por muchas empresas.
El citado estudio indica que el 60% de las empresas de nuestro país no llevan a cabo ninguna medida para fomentar la desconexión digital de su plantilla, más allá de algún acuerdo puntual. Lo que se traduce en un 82% de personas atendiendo quehaceres laborales fuera de su horario, siendo las mujeres las que más acusan el hecho de trabajar en casa como principal dificultad para separar la vida laboral de la personal.
Cifras de Eurostat apoyan este acelerón del trabajo en remoto en España: del 4,3% de las personas trabajadoras en 2018, se incrementó hasta el 10,9% en el año 2020. Aunque estos datos siguen por debajo de la media europea, que debido a la pandemia ascendió al 12,3%.
Descanso en vacaciones, garantía de salud laboral
Antes de seguir apostando por esta modalidad de trabajo, y especialmente en los meses de verano, resulta imprescindible tener claro que el trabajo en remoto no es sinónimo de disponibilidad total. El respeto al descanso de las personas trabajadoras es fundamental en una de las dimensiones de la responsabilidad social: la salud laboral.
Ya no se trata solo de que una persona que disfruta de un adecuado descanso sea capaz de ser más productiva y rendir más y mejor durante su jornada. La no desconexión afecta a las plantillas a más niveles. En los últimos años aparecieron nuevas patologías, como el burnout o síndrome del trabajador quemado, reconocido por la Organización Mundial de la Salud como enfermedad. El Instituto Nacional de la Seguridad y la Salud en el Trabajo (INSST) introdujo también dentro de los riesgos psicosociales de la hiperconexión el término de tecnoestrés, un tipo de estrés derivado de una mala adaptación y un uso mal entendido de las tecnologías de la información y la comunicación.
Insomnio, aumento de la tensión arterial, trastornos musculoesqueléticos o alteración del sistema inmune son algunas de las consecuencias a largo plazo que el estrés derivado de la no desconexión puede tener en las personas trabajadoras. En relación a esto, la OMS indica que todas las empresas deben contar con una estrategia de salud y bienestar que abarque la prevención, la detección y el apoyo a la salud mental de su personal.
Fuente: https://rse.xunta.gal