La Parentalidad positiva se define como: “un comportamiento parental que asegura la satisfacción de las principales necesidades de los y las menores, es decir, su desarrollo y capacitación sin violencia, proporcionándoles el reconocimiento y la orientación necesaria que lleva consigo la fijación de límites a su comportamiento, para posibilitar su pleno desarrollo”. (Recomendación del Consejo de Europa 2006)
Es un concepto que permite reflexionar sobre el papel de la familia y los diferentes modelos familiares que conviven en nuestra sociedad. Se trata de que padres y madres reflexionen sobre su rol y aprendan a tomar decisiones teniendo en cuenta la singularidad de sus hijos e hijas.
En qué se asienta: En una serie de intenciones sobre los/as menores: entorno estructurado, vínculos afectivos, estimulación y apoyo, reconocimiento, capacitación, educación sin violencia, etc.
Qué promueve: Un cambio en el rol parental, un nuevo modelo de ejercer esa responsabilidad parental, un cambio en la gestión de las responsabilidades en la crianza de hijos e hijas. Impulsar este cambio implica que padres y madres necesitan apoyo para desarrollar adecuadamente estas responsabilidades, por lo que resulta fundamental crear las condiciones adecuadas para ello.
Para el ejercicio de la Parentalidad positiva tienen un papel muy importante las medidas de conciliación de la vida laboral, familiar y personal, ya que facilitan y hacen posible que tanto hombres como mujeres puedan encontrar en la tarea de educar a sus hijos/as una ocasión para alcanzar su realización personal.
Porque la tarea de ser padre/madre no se reduce al hecho biológico ni depende únicamente de lo/as progenitores/as. Se lleva a cabo en un espacio cuya “calidad” depende de 3 factores:
- Las necesidades de los/as menores
- Las capacidades de padres y madres
- El contexto social de la familia.
Compatibilización de los tiempos dedicados al trabajo, al desarrollo personal y a la familia |
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Reparto de las tareas domésticas y las responsabilidades familiares entre las personas del hogar |
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La corresponsabilidad desde el núcleo familiar es incorporar un cambio de actitud que supone pasar del «ayudar» al «compartir» |
Y, para finalizar, aportamos varios consejos para ejercer la parentalidad positiva de forma cotidiana:
- La parentalidad positiva se basa en conocer, dialogar y proteger
- Los/las menores tienen derecho al cuidado y guía apropiados.
- El vínculo afectivo es fundamental y determinante
- El cariño debe demostrarse de forma abierta
- Los límites y las normas son importantes, ya que les dan seguridad
- Cuando se portan mal se les puede sancionar, pero sin gritos, insultos, cachetes ni amenazas (no son formas adecuadas ni eficaces).
- Los conflictos se pueden resolver dialogando, negociando y pactando: sin violencia.
- Niños y niñas deben participar en el proceso de toma de decisiones para que se sientan corresponsables.
En definitiva, la clave para que crezcan en un ambiente que les ayude a desarrollarse de manera adecuada y convertirse en personas responsables y comprometidas con una sociedad tolerante e igualitaria: el amor y el respeto.