Con la llegada del verano, el calor en el trabajo es un riesgos laboral que puede prevenirse.

La exposición al sol junto al calor excesivo puede causar diversos efectos sobre la salud de diferente gravedad, tales como erupción en la piel, edema en las extremidades, quemaduras solares, manchas en la piel, lesiones oculares, cáncer de piel, calambres musculares, deshidratación o agotamiento por calor, entre otros .

Uno de los efectos más graves de la exposición a situaciones de calor excesivo es el golpe de calor.

Los síntomas principales son calor, sequedad y piel roja, náuseas y vómitos, pulso rápido, dolor intenso
de cabeza, confusión y pérdida de conciencia.

Ante la presencia de estos síntomas contacte rápidamente con el servicio de urgencias ESTOS PROBLEMAS DE SALUD PUEDEN TENER LA CONSIDERACIÓN DE ACCIDENTE DE TRABAJO.

El Ministerio de Sanidad, activa cada verano desde el año 2004, el Plan nacional de actuaciones  preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud, entre los meses de junio y septiembre.

La exposición a temperaturas ambientales elevadas puede provocar una respuesta insuficiente del sistema termorregulador humano. El calor excesivo puede alterar nuestras funciones vitales si el cuerpo humano no es capaz de compensar las variaciones de la temperatura corporal.

Una temperatura muy elevada produce pérdida de agua y electrolitos que son necesarios para el normal funcionamiento de los distintos órganos. En algunas personas con determinadas enfermedades crónicas, sometidas a ciertos tratamientos médicos y con discapacidades que limitan su autonomía, estos mecanismos de termorregulación pueden verse descompensados.

Desde un enfoque biológico, la exposición a temperaturas excesivas puede provocar problemas de salud como calambres, deshidratación, insolación, golpe de calor (con problemas multiorgánicos que pueden incluir síntomas tales como inestabilidad en la marcha, convulsiones e incluso coma).

El impacto de la exposición al calor excesivo está influido por el envejecimiento fisiológico y las  enfermedades subyacentes.

Normalmente un individuo sano tolera una variación de su temperatura interna de aproximadamente 3ºC sin que sus condiciones físicas y mentales se alteren de forma importante. A partir de 37ºC se produce una reacción fisiológica de defensa. Las personas mayores y los menores son más sensibles a estos cambios de temperatura.

Desde un punto de vista social, la marginación, el aislamiento, la dependencia, la discapacidad, las condiciones de habitabilidad de las personas con menos recursos, añaden factores de riesgo que hacen aún más vulnerables a estos colectivos.

Los Factores de riesgo asociados con la exposición a altas temperaturas que se consideran en este Plan Nacional son de naturaleza personal, ambiental, laboral o social y local.

El Plan establece las medidas para reducir los efectos asociados a las temperaturas excesivas y para coordinar las instituciones de la Administración del Estado implicadas, así como también se proponen acciones que puedan ser realizadas por las Comunidades Autónomas y la Administración Local en función de los niveles de riesgo asignadas en base a las temperaturas.

Diariamente en la página web se provee un mapa con información sobre los niveles de riesgo en cada una de las 182 zonas de meteosalud.

Más información

Fuente: www.sanidad.gob.es